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CPI Hotel Insights

¿Y si el verdadero valor de un regalo hotelero no fuera su precio, sino su CPI?

¿Te has planteado cuántas veces un cliente ve realmente tu logotipo? Un bolígrafo, un USB, una etiqueta perfumada: en el momento, perfecto. Tu nombre está ahí, el cliente se lo lleva. Pero unos días después, el bolígrafo se pierde en un bolso, el USB desaparece, y tu marca también se desvanece.

Sin embargo, hay objetos que permanecen. Se integran en la rutina diaria, se vuelven parte de la vida, resultan familiares. Porque, en el fondo, un artículo promocional exitoso no es solo un regalo, es una presencia duradera. Y esa presencia se puede medir, gracias a un indicador aún poco conocido en el sector hotelero: el CPI, o Costo por Impresión.

Por qué el precio de compra no lo es todo

Al elegir un artículo promocional, solemos hacer lo mismo: comparar precios unitarios. Un euro aquí, ochenta céntimos allá... Buscamos el equilibrio ideal entre presupuesto e imagen. Pero este cálculo olvida un factor clave: la duración y la visibilidad real del objeto.

Un bolígrafo acaba en un cajón, un folleto se pierde en pocos días. Pero un objeto que acompaña al cliente mucho después de su estancia, que ve y usa a diario, sigue hablando por ti — sin ningún esfuerzo adicional. Ahí es donde el CPI cambia completamente la perspectiva.

💡 ¿El CPI, una forma más justa de medir el impacto?

El Coste Por Impresión (CPI) es un indicador de marketing inspirado en el entorno digital. Mide el coste de una sola visualización de tu marca por parte de un cliente.

En resumen: cuanto más usado, visible y duradero sea un objeto, más baja será su CPI — y más rentable y memorables serán tus acciones de comunicación.

¿Cómo se calcula el CPI?

🧮 Calculadora de CPI

CPI estimado : € / impresión

💡 Solo tienes que introducir el coste de compra, la duración media de uso (en meses) y la frecuencia diaria de exposición. La calculadora estimará automáticamente el coste por impresión de tu artículo promocional.

Aplicado al sector hotelero, el CPI permite medir el verdadero rendimiento de un artículo promocional: cuánto cuesta realmente cada contacto visual entre el cliente y tu marca.

CPI = coste de compra ÷ (duración de uso × 30 × impactos diarios)

Veamos el ejemplo de un bolígrafo:

  • Coste de compra: 0,76 €
  • Duración media de uso: 12 meses (1 año)
  • Frecuencia de exposición: 2 veces al día (firmar, tomar notas, recibir a un cliente)

12 meses × 30 días × 2 impactos = 720 impresiones
CPI = 0,76 € ÷ 720 = 0,00106 € por impresión

Es decir: 100 contactos con tu marca cuestan solo 0,10 €. Y cada vez que el cliente utiliza ese bolígrafo, conecta inconscientemente con tu establecimiento.

💬 Un CPI bajo es sinónimo de una inversión inteligente.

El porta jabones magnético: un ejemplo concreto para hoteles

Imagina esto: tu cliente acaba de llegar. Abre la puerta de su habitación y se fija en los detalles: la luz, la textura de las sábanas, el ambiente tranquilo. Luego descubre el baño — un espacio sereno, casi meditativo, donde cada gesto se convierte en una experiencia.

Sobre el lavabo, un detalle llama su atención: un porta jabones magnético, discreto, casi escultórico. El jabón flota, inmóvil, como suspendido en el aire. Lo toma, siente la fluidez del movimiento, la sencillez del objeto. Antes de salir de la habitación, comprende que ese accesorio fue pensado para él — una atención delicada, una prolongación natural de la experiencia vivida. En casa, cada vez que lo usa, recuerda ese momento: la calma, la elegancia, la firma del hotel.

💡 Ejemplo concreto: el CPI del porta jabones magnético

  • Coste de compra: 1,058 €
  • Duración de uso: 24 meses
  • Frecuencia de exposición: 4 veces al día

24 meses × 30 días × 4 exposiciones = 2.880 impresiones
CPI = 1,058 € ÷ 2.880 = 0,00037 € por impresión

En otras palabras: 100 impactos de marca cuestan solo 0,037 € — por un objeto que el cliente conserva, ve y utiliza a diario durante años.

Un objeto sencillo que convierte un recuerdo fugaz en una presencia diaria. Y ejemplifica perfectamente la lógica del CPI:

  • genera cientos de exposiciones naturales de tu marca;
  • permanece funcional durante años;
  • extiende la experiencia del hotel a la vida cotidiana del cliente.

No es el único buen artículo promocional, por supuesto — pero encarna a la perfección lo que debe ser un obsequio hotelero: útil, visible y duradero.

Porta jabones magnético sobre el lavabo de un hotel
Porta jabón magnético y jabón de hotel – artículo promocional sostenible

Repensar el valor de un artículo promocional

Como hotelero, buscas dejar huella y prolongar la experiencia del huésped más allá de su estancia. El CPI te ayuda a medir ese impacto: pone en relación lo que inviertes con lo que realmente recuerda el cliente.

Un objeto barato pero olvidado rápidamente puede tener un CPI alto.
Un artículo sencillo pero duradero mantiene tu marca presente durante años.
Y si acompaña un momento íntimo del día —como lavarse las manos— genera una conexión emocional que la publicidad convencional no consigue.

Hacia una hospitalidad más sostenible... y más inteligente

Adoptar la lógica del CPI es repensar tu comunicación: menos objetos desechables, más presencia duradera y coherente. Un artículo bien elegido no se tira: se integra en la vida diaria del cliente. Y si ese goodie combina utilidad, diseño y resistencia, hablará por tu marca — cada día, en silencio.

🔍 Descubre cómo se compara el porta jabón magnético con otros artículos promocionales.

Ver comparación →

Conclusión: el verdadero retorno de la inversión

El CPI no es solo una fórmula de marketing: es una nueva forma de entender el valor. No indica solo cuánto cuesta un objeto, sino cuánto tiempo permanece en la vida del cliente.

¿Y si en lugar de ofrecer objetos desechables, optaras por un artículo que recuerde tu hotel cada mañana? Tal vez un día, un cliente se lave las manos y piense en ti. Eso sí que es un verdadero retorno de la inversión.

Tu guía para ir más allá


Elegir un artículo promocional no es un juego de azar — esta sección de preguntas frecuentes te ayuda a entender cómo el CPI redefine la sostenibilidad y la visibilidad de marca.

El CPI depende principalmente de tres factores: la duración de uso, la frecuencia de exposición y la visibilidad. Un objeto que el cliente conserva durante mucho tiempo, que ve varias veces al día y que está presente en un lugar central de su rutina diaria, genera miles de impresiones naturales.

En otras palabras, no se trata de repartir muchos objetos, sino de elegir aquel que se integre en un gesto cotidiano. Ahí es donde el CPI se vuelve excepcionalmente bajo — y el objeto realmente forma parte de la vida del cliente.

Son objetos útiles, visibles y elegantes, que encuentran su lugar natural en el entorno del cliente — como el baño o la oficina. Un buen artículo promocional no es el que se regala, sino el que se conserva.

Por ejemplo, un porta-jabón magnético en el lavabo destaca por su visibilidad constante y una vida útil casi ilimitada. El CPI no es solo una fórmula matemática: es una filosofía. Se trata de elegir objetos duraderos que se integren en la rutina diaria.

En absoluto. El precio de compra no refleja la rentabilidad real. Lo importante es el coste por impresión a lo largo del tiempo.

Un objeto más caro pero usado a diario durante dos años resulta mucho más rentable que un producto barato olvidado en un cajón. Los hoteleros que lo comprenden dejan de pensar en “precio de compra” y se centran en el valor de uso.

Basta con observar los gestos cotidianos. ¿Cuántas veces al día el cliente ve o toca el objeto? En el baño, un jabón o un porta-jabón se ve varias veces al día; en una oficina, un accesorio quizás una o dos veces.

El objetivo es elegir objetos que se integren en un hábito. La repetición genera familiaridad, y la familiaridad, confianza. Es casi científico: la marca se convierte en una presencia natural, no en una intrusión.

El primer error es la sobreestimación: se tiende a pensar que un objeto se usará más de lo que realmente se usa. El segundo es olvidar la visibilidad: un artículo puede ser útil pero pasar desapercibido, como un cargador o un bolígrafo.

Y por último, la calidad de fabricación: un producto frágil reduce por sí solo su vida útil. La clave está en hacer suposiciones realistas y exigir calidad en la elección. En el fondo, el CPI mide la coherencia entre calidad, duración y percepción.

Son perfectamente compatibles. Un producto duradero, reutilizable o biodegradable reduce el impacto ambiental y mejora el CPI: permanece visible por más tiempo y no necesita ser reemplazado.

Un producto ecológico bien diseñado no es un gasto, sino un ahorro a largo plazo. ¿Lo ideal? Un objeto útil, bonito y duradero. Ese es el futuro de la comunicación hotelera: menos residuos, más sentido y mayor presencia.

Un buen artículo promocional debe acompañar al cliente más allá de su estancia. Por lo general, la duración ideal está entre uno y tres años, según el tipo de objeto.

Si dura menos, el mensaje se pierde demasiado rápido. Si dura más, el artículo se convierte en parte del entorno cotidiano — lo cual es una excelente señal. El objetivo es una presencia sutil y constante, que recuerde al hotel sin forzar la memoria.

El éxito no se mide solo en cifras, sino en señales de permanencia: si los clientes lo reutilizan, lo mencionan en sus reseñas o lo piden de nuevo, es que ha cumplido su propósito.

También se puede observar cuánto tiempo permanece visible después de la estancia. Un buen artículo crea un reflejo automático: cada vez que el cliente lo ve, piensa en su hotel. Ahí es cuando el CPI se vuelve tangible: su marca forma parte de su rutina.